miércoles, 14 de mayo de 2008

Hace Mucho Tiempo...

Antes de los blós y los foros, antes del internet popularizado, antes de los carnetes de conducir, el alcohol y las noches a duras penas recordadas como islotes flotantes en lagunas de Absolut... Antes de las jornadas intensivas de estudio, de las dos horas diarias de entrenamiento, de las acampadas en la Biblioteca de la UPV, de la dualidad Valencia - Murcia, de la incorporación laboral, de la emigración a Madrí en busca de prados más verdes, antes de Chueca y los retornos penosos a casa en el último metro un día cualquiera entre semana... antes de toda la degeneración adulta... del cielo e infierno parametrizados como una mala receta de cocina...

¡Yo era freak!

Es cierto, no tenía vida social, no follaba, no tenía novia y no hacía vida normal, circunstancia esta última que nunca ha cambiado, pero eso es otra historia.

El caso es que yo antes dibujaba. Y ahora, casi diez años más tarde, he decidido que mi escueto sueldo, unido a mis aspiraciones de estilo de vida, no pueden sumirme sino en la miseria más absoluta. Así que tras mucha meditación y varios cálculos, he decidido retomar lo que peor se me daba en mis años mozos: los dibujicos. La meditación fue necesaria, básicamente, porque tenía sueño cuando se me ocurrió el tema; los cálculos, inevitables en el inicio de cualquier proyecto que se precie. También serán objeto de otro post posterior (curioso palabreo éste).

Con esta idea en mente, anoche desempolvé mi cuaderno de dibujos, y rescaté El Portaminas. El portaminas me lo regaló Fernando después de mis reiterados amagos de robárselo, y bajo el juramento de no perderlo nunca porque se lo había dado su madre. Es un portaminas Staedler azul con cogefácil, y es mi portaminas favorito. También encontré mis minas blandas 2B, que se gastan con mirarlas pero son las que más me gustan para dibujar, porque, como todos los freaks, yo tengo mis manías y las cultivo con mimo. Y es que, según Papá, cuando eres rico no tienes rarezas, sino excentricidades. Por lo tanto, cuando yo deje de ser rara y pase a ser excéntrica, sabré que he logrado mi objetivo. Por último, puse musiquilla apropiada para la ocasión y empecé a garabatear.

Y entonces vino la debacle.

Tres torpes trazos después, descubrí avec horreur que, contrariamente a lo que reza el tango, diez años sí es algo. Al menos en materia de vagancia con el lápiz. Y que mi trazo, antaño mínimamente firme y seguro, se ha convertido en una versión torpe de sí mismo, con el que apenas puedo reproducir las formas que antes me eran más familiares (y, por tanto, fáciles).

A modo de conclusión, en este post inaugural sin dibujos de un bló de dibujos, diré que la idea, el propósito, el ánimo y el leit motive del susodicho son postear los dibujillos menos indecentes que vaya haciendo, para ver la evolución, y, sobre todo, para aprovechar que tengo un pedazo de escáner nuevo en el trabajo.

Inaugurado queda, pues.